Exposición Picasso en Paris
En el estudio de Picasso del Bateau-Lavoir de Montmartre sus telas se encontraban rodeadas de esculturas Kanak de Nueva Caledonia, tambores oriundos del Congo o delicadas arpas de la tribu Kele. La exposición Picasso en Paris es una excelente opción a la hora de recrear la vista y la experiencia.
Picasso primitivo permanecerá en el Quai Branly hasta el 23 de julio para viajar luego a Estados Unidos y Canadá. Dicha exposición enfrenta al artista a unos arcaísmos universales: de los íberos al románico catalán, de los fetiches africanos hacia las pinturas de los aborígenes australianos. Picasso cuerpo a cuerpo, ante unos modos de representación desnudos, que van más allá de la realidad directa y que buscan una esencia primaria.
Los juegos de espejo se suceden en Picasso primitivo hasta arribar a un final inorgánico. En la última sala, una luz ilumina de forma tenue una masa informe, un bloque de bronce. Es una Mujer (1948) de Picasso, que ha llegado a la descomposición máxima. En esa no-forma late la pulsión de vida y de muerte, el eros y el thanatos, las fuerzas primordiales. Son estos conceptos los que las tribus de África y Asia atraparon en sus máscaras y estatuas. Se halla en el cubismo un retorno al origen, al principio del dibujo, de la composición, una búsqueda de la pureza desligada de las convenciones occidentales, de la perspectiva y de la proporción. La exposición Picasso en Paris constituye una coyuntura excepcional e irrepetible.
En noviembre de 2016, el Museo Picasso de París envió 40 obras al Museo Nacional de Arte de Cataluña para descubrir al Picasso románico en una de las mejores exposiciones de la temporada. Ahora, el Quai Branly da un paso más en esa dirección y constituye una exposición Picasso en Paris inigualable.